martes, 30 de noviembre de 2010

VAINAS MACONDIANAS


Hace muchos años en Aracataca,  cuando  se jugaba trompo en cualquier parte, cuando  los niños  le hacían  caso a cualquier persona  adulta,  cuando  no existían  las  comidas precocidas,  cuando se utilizaba  la  vara  y el canto, cuando  se jugaba al caballito de palo, cuando se peleaba a las trompadas, en fin, cuando  el banano  no costaba  nada  y cuando no estaba la fiebre  del Gabo.  ¡Hacen muchos años!!!!!!!.

Un  viejo amigo,  vivía en la casa   donde   nació  el  Nobel  Gabriel García Márquez, pero él no sabía porque  en ese  entonces  vivía en la casa  de  adelante  y  pensaba que  la  casa  que se encontraba en la parte  detrás  era  una  casa más,  desolada  y  remplazada  por  la mano  del hombre en la cual él  no habitaba por tener una  mejor. Al correr de los años  El nobel  Gabriel García  Márquez  fue  cobrando popularidad por sus  novelas  en especial por Cien Años De  Soledad. Entonces empezaron los  turistas  a  visitar  dicha  casa (monumento)  al  enterrarse    de la forma como  vivía  el Nobel  y cuáles eran sus amistades, las personas  no se cansaban de tomar  fotos  de la  vieja  vivienda  con el fin de tener un  recuerdo   donde  el Gran Nobel vivió  parte de  su infancia y  adolescencia.

Con el  transcurrir del tiempo  mi  viejo amigo  se entera  a través  de  sus novelas  y  de sus  vecinos  que  efectivamente   vivía  en  la  casa donde  el gran  Nobel  quisiera  dejar parte de sus  recuerdos , infancia y amistades  para convertirse  en  un personaje   de gran envergadura a  nivel  internacional.  Entonces  se dedica   en sus tiempos  libres a atender a los turistas  en especial los  gringos,  que  cargados  con  cámaras  y un  poco de  dólares querían tener  recuerdos de este personaje. Fue  así  que  en  una temporada  invernal  pegó  un fuerte  vendaval   llevándose   muchos  techos de zinc de aquellas  humildes  viviendas   que  en gran  parte  fueron construidas   con la llegada  del banano  a la  zona  bananera y muchos  de ellos  fueron  a  dar  al  patio de la  vieja casa  del  gran Nobel. Mi amigo   en una  de esas  visitas de los  turistas,  un día  cualquiera  un  Gringo le pregunta que si ese  zinc  que  se encontraba en el suelo  era de la  humilde  vivienda  del  gran  nobel?  y este sin pensarlo dos  veces   le   manifiesta  que  sí, el Gringo  le  dice   que  le  da  un dólar con tal de obtener  un pedazo de  zinc  de  esta  humilde  casa  que cada  día  se  convertía en  un  centro de atracción, pero  que  a su vez  se  deterioraba  más por  el  desconocimiento  cultural de un pueblo. El Gringo   le  entrega   un dólar  y se lleva  su pedazo de  de zinc.

Más tarde,  el  viejo amigo  ve la  importancia económica que  tienen los  pedazos de zinc  que  algún día por  obra de la  naturaleza  fueran a  dar al  patio donde  él vivía  y que precisamente  podía convertirla  en  un gran negocio para él; pero, al pasar  los años  los pedazos de  zinc  se fueron acabando,  hasta llegar el momento de  no  tener  nada que ofrecerle  a los gringos  en su visita. Fue  así que  un  día  de  turismo,  El Viejo amigo  mira  en  la  sala  unas  viejas   botas  de su papá que se  encontraban todas  descocidas  y maltratadas por  el barro, con los cordones  reventados  y muy desteñidas  y ve  en ellas  un gran  negocio;  entonces las toma  se  va  a una vieja  batea  que tenía su abuela  las lava con mucho cuidado, las pone  al sol  para que  se sequen y una  vez  secas  y  pulidas  las exhibe en la casa  del gran  Nobel;  diciendo que  esas eran las  botas  del  gran Aureliano  Buendía. Un gringo  que  se encuentra  escuchando la  charla del   Viejo Amigo,   espera que los  demás  turistas  salgan  de la  sala  y este le  ofrece  5 dólares  con tal de obtener el par de  botas  del supuesto  Aureliano  Buendía.  El viejo  Amigo le dice al Gringo que las  botas  no tienen precio, pero..., si le daba  diez dólares,  las botas  serian  de él.  El gringo  con tal de  obtener  una  reliquia de  la casa del Nobel  toma  su morral  saca  los diez  dólares  y se los  entrega a su amigo, el Gringo  toma  sus  botas  de la emoción  y  las llevas  colgando  de su mano  derecha, cuando  sale  de la  casa  del  Nobel  y pasa por todo el frente  de la  casa del  viejo amigo,  donde  se encontraba  sentada  la  mamá  de  él. Esta  se da cuenta que el gringo lleva consigo  las  botas de su marido,  y de  inmediato  llama al Gringo  de una  forma  airada  y le  pregunta : ¿ señor  para donde lleva las botas de mi marido? -El gringo le responde: “yo habérselas comprado al joven   que recibe  a los  turistas,  estas botas  me  costaron  diez dólares y por lo tanto  son mía”.  La señora madre  le arrebata  las  botas  al gringo y  le  dice:  “no señor,  dígale  al joven  que le regrese  la plata porque  esas  botas  son las  de mi  marido  ir  a la  finca”.
El viejo amigo escucha  el escándalo  en la calle,  y con mucho cuidado  se asoma, se  da cuenta  que  es la mamá   que esta peleando con el gringo las  botas  de su papá . Este  ni corto  ni perezoso  abandona  el recinto  se  vuela  el patio   que  era de cerca de palito  y cuando el Gringo llegó a buscarlo, hacia mucho  rato estaba  muy lejos  de  su casa.

El viejo amigo, llega en las  horas de la tarde, muy preocupado  por  lo acontecido  lo  esperaba  su mamá    con una vara de  calabazo  dándole una fuerte limpia (golpiza)  para  que no  volviera  hacer  más nunca esa acción.
Esta historia de la cotidianidad de Aracataca es una   cuento común y silvestre que pasa en un día normal en ese mundo mágico donde lo   inverosímil es normal, recreado en la literatura como Macondo.


2 comentarios:

  1. Muy bien, profe excelente presentación, estas cosas así son las que se necesitan para conocer la cultura de un pueblo, además te relajan.Siga dandonos otras pildoritas de estas.
    David Aroca Madariaga

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  2. muy buena forma de xpresar en forma clara y sencilla nuestra cultura costeña.

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